DE LA AMISTAD Y EL APRENDIZAJE

Foto de Francisco José Sánchez Montalbán

Foto de Francisco José Sánchez Montalbán

     Hace unos meses ya, un amigo me escribió esta  Carta quijotesca en verso que consiguió emocionarme mucho. Tanto que hasta hoy he estado dándole vueltas al valor que han tenido gestos como este en particular, y la amistad en general, en mi vida profesional. Vueltas y vueltas sin conseguir articular un discurso coherente que me dejara satisfecha hasta que he caído en que el problema estriba, quizás, en ese interés mío por establecer límites entre lo personal y lo profesional, como si sólo fuésemos profesionales y no personas, con todo lo que eso significa, cuando entramos en el aula o en la sala del  profesorado.  Me traiciona la educación clasificatoria que he recibido, el predominio de la mente analítica o de la mente globalizadora, mito que seguramente ha desmontado ya la investigación científica sobre  el cerebro humano.

     La amistad no ha sido importante en mi vida profesional, la amistad es importante en la vida a secas. Entre otras razones porque nos hace seres más felices al satisfacer algunas de nuestras necesidades emocionales básicas: ser apreciados, ser reconocidos por los iguales como alguien valioso, ser comprendidos.   Y porque, si no somos psicópatas sin capacidad de empatía, nos satisface comprender y apreciar a otros, y reconocerlos como seres valiosos. Y yo he tenido la gran suerte de encontrar entre mis compañeros y compañeras de trabajo a muchas personas que me han mostrado su aprecio y su amistad, a las que aprecio y valoro, y a quienes admiro por sus cualidades profesionales y humanas.

     Son tantos y tantas: Alise, Mª Angustias, Elisa, Ramón, Ilu, … No necesito nombrarl@s, están en mi vida, en mi recuerdo y en lo que soy. Pero quiero agradecer especialmente a Carmen, Modesto, Diego y Maite (¡a Pepe también!) lo que me han dado en los dos últimos cursos. Sin ellos, sin su «afecto personal, puro y desinteresado” (DRAE) mi vida sería mucho más triste.

     Son personas con las que he aprendido muchísimo. Y aprender es una de las cosas que más me gustan en la vida. Ese es el nexo entre la amistad y nuestra profesión docente: se aprende mucho más cuando se establece la “afinidad y conexión entre las cosas” de la que nos habla el diccionario en la definición de amistad. Pero, esa es otra historia y merece ser contada en otra ocasión.

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